lunes, 19 de mayo de 2014

Mi mejor amiga

Hola. Perdón por la tardanza. Mucha gente estaba ya: escribe en tu blog que hace mucho que no escribes...
Bueno, ya sabéis como es la vida del estudiante, muy ajetreada. Pero aquí estoy. Hoy voy a hablar sobre algo que me emocionó mucho. Sobre mi mejor amiga y yo.

Nos conocimos hace dos años, gracias a una página de Tuenti sobre Harry Potter. Empezamos a hablar un poco y tal. Cuando vimos que cogíamos más confianza pues nos dimos el Facebook y empezamos a hablar todas las semanas. Cuanto más hablábamos descubríamos que teníamos más cosas en común. Empezamos a mandarnos cartas todos los meses. Parece algo absurdo con tanta tecnología, pero nos hacía mucha ilusión. Nos dimos los teléfonos también, y nos llamábamos una vez a la semana. Pasaba el tiempo y nos íbamos cogiendo más cariño. Yo quería estar con ella y ella conmigo, pero los kilómetros que nos separaban eran casi mil. Y lo digo de verdad, porque vive justo a la otra punta del país.
Pero un día su madre me dio una noticia increíble: me dijo que iban a venir a visitarme. Yo me quedé anonadado, no me lo podía creer. Y lo más fuerte es que ella no sabía nada. Sus padres la iban a traer engañada, pensando que iba a ir con ellos a Galicia. Pasaban los meses y yo me ponía cada día más nervioso. Y justo cuando quedaban sólo dos semanas para que viniesen, me di cuenta de que el mismo día que llegaban yo estaba en Madrid de excursión.
Total que cuando llegaron conocieron a mis padres y a mi hermana, y ellos les dijeron que me verían al día siguiente porque yo iba a llegar de madrugada de la excursión. Pues bien, esta vez la sorpresa me la llevé yo, porque cuando llegué a casa a las cinco de la mañana después de la excursión, llamé a la puerta de casa. Pero no fue mi madre quien abrió la puerta, sino mi mejor amiga. Por un instante mi corazón se paralizó. Milésimas de segundo después, corrí a abrazarla, y no pude resistir que cayesen unas lagrimitas de felicidad por mis mejillas.
Pasamos cuatro días maravillosos. Al principio estaba tan nervioso que no me salían las palabras, pero los dos últimos días hablamos mucho. Lo peor llegó el día que se tenían que ir. Mis padres y yo les llevamos hasta la estación. Yo había prometido no llorar, pero me fue imposible. Cuando se tenían que montar en el tren nos despedimos con un fuerte abrazo y lágrimas en los ojos. Luego sonreímos, porque comprendimos que aquello no era un "adiós" sino un "hasta luego".

2 comentarios:

  1. Que bonito!��~>Tu amiga del Ask ❤Canaria como el Gofio❤

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito y muy emotivo el momento. Me alegro un montón por aquel día :)

    ResponderEliminar