"Soy feo, estoy gordo, me odio a mí mismo, no le gusto a nadie, no tengo pareja, doy asco". No es agradable escuchar esto, y mucho menos pensarlo de ti mismo. Lo curioso es, que seguramente nadie pensaría esas cosas de sí mismo si a nadie le importaran. Pero, ya lo sabéis, vivimos en una sociedad en la que uno de los temas principales de conversación son las críticas, y la mayoría sobre el aspecto físico de las personas, especialmente en los adolescentes. He oído y visto cosas que de verdad, me impresionan bastante. No tenía la menor idea de cuánto afecta algo así a muchísimas personas. Me repugna que por culpa de cosas así existan enfermedades como la anorexia, que mucha gente pasa por alto en algunos casos, pero que son muy graves, y la inmensa mayoría de personas que la padecen es por culpa de gente que no tiene otra cosa mejor que hacer que criticar a los demás por su aspecto físico (como si ellos fuesen Adonis). Sinceramente, no me hacen ni pizca de gracia este tipo de cosas. Pero hoy no vengo para "manifestarme" y acabar con la gente que insulta, prefiero tomar el camino fácil.
Aquí es donde entráis vosotros. No vengo a convencer a los imbéciles de que dejen de atacar a los demás (eso sería una pérdida de tiempo), vengo a convenceros a vosotros de que dejéis de darles importancia. Los acosadores se alimentan del sufrimiento de la gente acosada. No dejéis que esto ocurra, no les deis la satisfacción de haceros sentir mal. Si te llaman gordo que te lo llamen, si te llaman feo pues igual, no os tiene que importar que os insulte gente que realmente no significa nada para vosotros. ¿De verdad vais a dejar que los nefastos comentarios de un par de personas ajenas a vuestra vida y sin nada mejor que hacer que criticar por criticar, os hagan daño? A fin de cuentas, lo que quieren es veros mal, y lo harán igualmente. No les deis la satisfacción de dejar que os importe.
Para gustos los colores, seguramente le gustes a mucha gente por ser como eres, no intentes cambiar porque cuatro imbéciles te digan que eres horrible. Si no le gustas a alguien tal y como eres, no es que debas cambiar, es que esa persona no merece la pena. No intentes hacer amigos cambiando tu aspecto físico, porque a una persona que valga la pena no le entras por los ojos. Sé tú mismo, eres libre de ser como eres sin importar nada ni nadie. Y a quien no le guste, que no mire.