Buenos días queridas lectoras y lectores. Hoy me gustaría hablar de un tema alarmante, que desgraciadamente está creciendo de forma exponencial los últimos años, una de las peores adicciones del siglo XXI, la ludopatía. Este trastorno, que afecta ya a más de medio millón de personas en España, se caracteriza por la existencia de una gran dificultad de controlar los impulsos para practicar juegos de azar de forma compulsiva. Uno de los errores más comunes que suele cometer la gente, es acusar a las personas que padecen este trastorno, creyendo que son plenamente conscientes de las consecuencias de sus actos, en vez de tratar a esa persona como una víctima de un sistema de juego demasiado abusivo.
En el año 2011 se aprobó en España la Ley de Regulación del Juego, lo que fomentó el incremento masivo de las casas de apuestas y casinos online, que yo suelo llamar "la droga" de nuestra época. En cuanto al año 2018 los datos son terroríficos. El gasto en este tipo de juegos ha aumentado un 53% respecto al 2017, y la publicidad sobre los mismos un 48%. Si durante el año 2015 se invirtieron 134 millones de euros en publicidad, en el año 2018 casi se llegó a triplicar esa cifra, invirtiendo 329 millones de euros. Un dato realmente alarmante, sobretodo si tenemos en cuenta la cantidad de jóvenes que padecen este trastorno, y que actualmente muchos menores tienen este tipo de "droga" al alcance de su mano. Mi pregunta es, si está prohibido fomentar el consumo de alcohol y tabaco en los medios de comunicación, ¿por qué cada año se invierte más dinero en fomentar el consumo de juegos de azar, sabiendo que las personas que lo consumen pueden llegar a padecer un trastorno ludópata?
Para finalizar esta publicación, me gustaría que dedicaseis un minuto a reflexionar sobre las miles de familias que se han arruinado por culpa de esta práctica, muchas de ellas de clase obrera, que no pueden permitirse ir a terapia para tratar este trastorno, esta "droga". Pensad también en la hipocresía de la sociedad, lo poco que importa la tasa de suicidios por culpa del fomento de estos juegos, y quién sale ganando con todo ello. Fomentar el juego es ayudar al incremento de un trastorno que ha destruido a miles de personas, de familias. No os dejéis engañar.
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