viernes, 20 de abril de 2018

Quién soy 7: Sorpresas

Comienzo el año con la misma ilusión con la que lo acabé, apenas ninguna. Me había alejado de mis amigos, y me sentía mal conmigo mismo, para qué variar. Pero poco a poco iba mejorando, y notaba que las ganas atroces que tenía de acabar con mi vida disminuían con el paso del tiempo. La primera sorpresa que me llevé ese año fue en carnaval, coincidiendo cerca de la fecha de mi cumpleaños. Mi amiga Mel vino a visitarme desde Albacete, para pasar unos días conmigo. Me hizo mucha ilusión esa visita, además teniendo en cuenta que es una de las personas especiales que comencé a conocer aquel doce de octubre de 2014. También tengo que decir, que es uno de los cumpleaños más felices que recuerdo, pues por fin estaba a gusto con mi familia y mis amigas. No faltaron las burlas sobre cumplir 18 años e ir a la cárcel, y aunque fuese el chiste más viejo y malo del mundo, por alguna extraña razón a mi me hacía gracia. 
De repente comenzó marzo, y ocurrió algo por lo que a día de hoy sigo dando las gracias. Llevaba unas semanas hablando con un chico al que aún no conocía en persona. Me moría de ganas por conocerle, así que un día me armé de valor y le dije que si nos podíamos ver en persona. Él era de Segovia y yo de León, de modo que quedamos en un punto intermedio, Valladolid. Yo estaba hecho un manojo de nervios, y aunque en aquel momento no lo supiera, el 6 de marzo conocería a alguien que se convertiría en una de las personas más importantes de mi vida. Titubeando, y ansioso por saber su respuesta, le hice la pregunta, la gran pregunta. A lo que él me respondió sí, que quería salir conmigo. Y así fue como empezó nuestra historia.
Los meses siguientes fueron un poco raros. A mi manojo de dudas respecto a mi bienestar se le sumaba el hecho de que estaba comenzando una relación a distancia con alguien a quien veía poco y que además tenía 15 años más que yo. Afortunadamente mi madre y mi padre dieron el visto bueno a la relación, no sin antes conocerle. A pesar de la distancia y de mi situación, la relación avanzaba, y con ella mis ganas de ser feliz. Desgraciadamente no todo dependía de estar bien en pareja, y hay cosas que por mucho que se quiera, no pueden evitarse.
A este año se le suma otra sorpresa más, una que llevaba años ansiando. A finales del mes de mayo pude asistir al concierto de Coldplay que se celebró en Barcelona. Como bien sabrá cualquier persona que me conozca, es mi banda de música favorita, y sus canciones me han acompañado en muchos momentos clave de mi vida. Si tengo que dar las gracias por algo más, es a ellos por haber hecho de su música una inspiración para mí, un modelo de vida con canciones que me marcarán para siempre. Dos horas de música en directo que disfruté como si fuese el mayor regalo que alguien pudiese hacerme. Sin duda fue una motivación enorme para mi autoestima asistir a aquel concierto.
Aquel verano es uno de los pocos que recuerdo bien. Quizá no fuese tan feliz como el anterior, pero no fue un mal verano. Parecía que esta vez iba en serio, que las cosas cambiaban a mejor. Tales eran mis ilusiones que en octubre grabé un vídeo hablando de la depresión, y de cómo pude superarla. Siento comunicarle a todo el mundo que aquello era mentira. A pesar de haber ayudado a algunas personas con aquel vídeo, la idea de que por fin había superado la depresión era totalmente falsa. Si es verdad que mi autoestima había mejorado, pero no así superando aquella enfermedad que me seguiría atormentando posteriormente. Acabé el año con altibajos, pero bien, contento, y aparentemente feliz. Iluso y ensimismado pensé que aquello podría ser real, que podría ser feliz de verdad. Pero el año 2017 me hizo replantearme muchas cosas, y no todas por primera vez, como llegó a ser mi propia vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario