miércoles, 10 de octubre de 2018

La universidad


Buenos días queridas lectoras y lectores. Hoy voy a hablar de un tema que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Aunque parezca bastante obvio por el título, podría enfocar el tema desde infinidad de perspectivas, pero no voy a hablar de universidad como institución en sí, más bien cómo ha sido mi comienzo en ella, lo que me esperaba, lo que me he encontrado, y lo que he aprendido y me queda por aprender.
Como la mayoría sabréis, hace poco más de un año me mudé a otra ciudad. A penas conocía a nadie, y aunque estaba emocionado y entusiasmado por empezar una nueva vida, me aterraba la idea de tener que conocer gente nueva, de ir a clase en un sitio donde todo el mundo era desconocido para mí. Aunque actualmente he mejorado mucho mis destrezas sociales y relaciones interpersonales, en aquel momento no se me daba nada bien hacer amigos, era un manojo de inseguridades y tenía un gran problema con la aceptación social. Pero al fin llegó, el primer día de clase. Me vi solo entre la multitud, en una presentación que se me hizo eterna, pues estaba más pendiente de que mis nervios no saliesen gritando de mis intestinos.
Al finalizar la presentación nos dividieron en grupos según el grado en el que estuviésemos matriculados. Al oír “Relaciones Laborales y Recursos Humanos por aquí, por favor”, me dio un vuelco el corazón. Era la hora de conocer a mis compañeras y compañeros de clase. Millones de dudas me asaltaron en apenas un instante, “¿Cuántas personas habrá? ¿Serán agradables? ¿Se conocerán de antes? ¿Me dirán algo o tendré que echarle valor y hablar yo primero?”. A penas pasó un segundo hasta que me uní al grupo. Para mi sorpresa, casi no llegábamos a ser diez personas. Eso me tranquilizó un poco. A pesar de estar más tranquilo, y hablar un poco con la gente, los nervios no se me quitaron hasta llegar a casa. Al día siguiente comenzamos las clases, y al ser tan pocas personas, nos resultó más fácil y rápido hacer migas y conocernos mejor. En tan solo unos días, empecé a entablar relaciones de confianza con la mayoría. Sin duda había empezado con buen pie la universidad.
A parte del tema de hacer amistades y conocer gente nueva, también me preocupaban las clases, pues no sabía cómo serían, y si me resultaría más complicado superarlas que en el instituto. Para mi sorpresa, las clases y el modo de organización de las mismas a la hora de estudiar, no me resultaron en absoluto complejas. De hecho, me resultó más sencillo superar mi primer año de universidad que el último año de bachillerato, supongo que por la presión a la que nos sometían en el instituto con la selectividad. De modo que, si tenemos que hacer un balance de lo que ha significado este cambio, el resultado es bastante positivo. He conocido personas maravillosas, estoy haciendo una carrera que me gusta y me apasiona, vivo tranquilo y feliz en una ciudad nueva, y me esfuerzo más por conseguir mis objetivos, tanto académicos como personales. Sé que cada año tendré más dificultades, que me exigirán más a la hora de estudiar, pero estoy preparado para hacer frente a todo con fuerza y energía, y que me esforzaré por conseguir aquello por lo que tanto lucho.


1 comentario:

  1. Enhorabuena! Por lo que has conseguido y me alegro que seas feliz por lo que te gusta. A pesar de las dificultades que has pasado, nada es fácil. Yo también pienso cuando entro en un lugar nuevo, las miles de preguntas que me hago, a decir verdad las mismas que tú. Y me aterro, me pongo nerviosa y me da ansiedad.

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