Buenos días queridas lectoras y
lectores. Últimamente estoy muy atareado con cosas relacionadas con los
estudios y mi vida personal, así que decidí hacer una encuesta con dos temas
interesantes para que fuese la gente que me lee, quien decidiese el tema sobre
el que hablaría hoy. Pero no os preocupéis que, aunque haya ganado esta opción,
sobre la otra también me gustaría hablar más adelante. La gente que siga mi blog desde hace
tiempo sabrá que ya hablé sobre este tema hace poco más de un año, pero he
decidido volver a escribir sobre ello, con una opinión más actual, más
renovada, pues como dije y reitero mil veces en la publicación de madurar, hay
que evolucionar, reinventarse, y esto conlleva muchas veces a un cambio de
opinión respecto a muchas cosas a medida que aprendes y vives nuevas
situaciones y experiencias. Dicho esto, empecemos.
Este tema en concreto me llamaba mucho
la atención desde hace tiempo, sobre todo por las ridículas situaciones por las
que pasa España últimamente. Así que lo que haré será explicar primero lo que
es para mí la libertad de expresión (muy subjetiva, por cierto), y después analizar
un poco algunas situaciones, tanto absurdas como realmente problemáticas,
desencadenadas por la libre interpretación de este término.
Para mí la libertad de expresión es
básicamente poner en práctica el término, es decir, tener libertad para poder
expresarte. Algo muy simple y básico, pero con ciertos matices. Por ejemplo,
esta libertad tiene ciertos límites, como la agresión física hacia otra
persona, con el argumento de que “te estás expresando”. Creo que hasta aquí
todo el mundo lo tiene claro, y la mayor parte de la gente coincide conmigo. El
problema se plantea cuando utilizamos la frase “tu libertad termina donde
empieza la de los demás”. Lo que queremos decir con eso es que eres libre de
expresarte, pero no si ofendes en cierto modo al resto de personas. Y es aquí
donde comienzan los problemas. Si bien hay personas que se ofenden por cosas razonables
como agresiones directas tanto físicas como verbales, discriminaciones serias
por sexo, raza u otros motivos, etcétera, hay otras que en cambio aprovechan la
controversia que existe sobre la libertad de expresión, para quejarse de cosas
que, objetivamente son absurdas.
Llegamos entonces a un punto en el que
la libertad de expresión está tan delimitada que prácticamente no existe. Y
esto lo que supone es una involución, es decir, volver hacia atrás en lo que a
derechos y libertades se refiere, porque costó sangre, sudor y lágrimas tener
esta libertad de expresión, tan dañada hoy día. No podemos tomarnos la justicia
por nuestra mano y decidir individualmente qué está bien y qué mal, porque esto
sería el caos. Lo que sí podemos hacer es partir de una base, en la que la
libertad de expresión sea real e igual para todo el mundo. Porque algo que
tampoco podemos tolerar es que un político, o una representación de la bandera,
tengan más dignidad judicial que las propias personas, por el simple hecho de
lo que “representan”.
Dicho todo esto, solo me queda llegar a
una serie de conclusiones. Si no podemos controlar absolutamente todo lo que se
hace bajo esa libertad de expresión, y tampoco podemos eliminar la propia
libertad que tanto sacrificio costó conseguir, ¿qué hacemos? Bueno, yo propongo
que cada quién siga con su vida, y que se respete la libertad de expresión de
todo el mundo, en cualquier ámbito legal. Es decir, una persona, nos guste o no,
es libre de expresarse, incluso si haciéndolo nos está insultando, pero es
libre de ejercer su derecho a expresarse, aunque sepa que lo que está haciendo
está mal. Con esto no defiendo la violencia, ni los insultos, ni la
discriminación de ningún tipo, obviamente hay que ser consciente de que una
expresión de ese tipo está mal. Lo único que digo es que no podemos censurar
absolutamente todo lo que no nos guste, y que la gente tiene una libertad que
nadie le puede quitar.
Quizá no estéis de acuerdo conmigo
llegando a esta conclusión, pero solo estoy ejerciendo mi derecho a expresarme
y que veáis mi punto de vista. Tampoco espero que penséis igual que yo. Simplemente
que entendáis que la libertad está por encima de nuestras diferencias, y que no
debemos echar a perder un derecho tan esencial solamente por un montón de
disputas absurdas. Espero que os haya hecho reflexionar, siempre desde el
respeto.
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