domingo, 3 de abril de 2022

No es un adiós, sino hasta pronto

 Buenas tardes, queridas lectoras y lectores.

Sinceramente no sé por dónde empezar. Esta es quizá una de las publicaciones más difíciles que he tenido que escribir en mucho tiempo. Han pasado ocho años desde que emprendí esta aventura, motivado por consejos de una psicóloga que me enseñó a sacar todo lo que me quemaba por dentro. Tenía 16 años, por aquel entonces era un auténtico loco adolescente. Pero el tiempo ha pasado volando, los años se han superpuesto demasiado deprisa, y ahora a mis 24 años he tomado la dura decisión de cerrar una etapa. Es un pensamiento que llevo rumiando mucho tiempo, pero después de tantos meses sin publicar nada, creo que ha llegado la hora de dar el paso. Quizá la mayoría de los que estáis leyendo esto no logréis entenderlo, pensaréis que estoy dramatizando. Pero este blog ha sido mi salvavidas durante años, mi rincón para expresarme y desahogarme, una vía de escape de una vida que tiempo ha estuvo nublada entre tinieblas. Pero los tiempos cambian, la vida gira y uno crece más rápido de lo que debería. Así que ocho años y más de cien publicaciones después, me toca despedirme. 

Me quiero quedar con las infinitas muestras de cariño y apoyo de todas esas personas que aportaron su granito de arena a este proyecto personal. Con todo lo que he aprendido durante este periodo, la madurez que los años y la experiencia escribiendo me han aportado, pero sobre todo, con la confianza en mi mismo, que varias veces creo perder, para perseguir aquello que anhelo. Si os soy sincero no sé que haré con el blog, quizá lo deje largo tiempo en internet, me partiría el corazón hacer borrón y cuenta nueva. Porque no siempre me expresé con claridad, y hay ideas y opiniones que he madurado y reforzado, que podrían malinterpretarse. Pero son vestigios de la evolución del pensamiento, del uso de la razón más puro y sincero, y esa filosofía es lo poco que me define. 

No me gustan las despedidas, pero por fortuna para algunos de vosotros solo es un parón en el camino. La vida son etapas y esta ha llegado a su fin. Seguiré escribiendo, o al menos esa es mi intención, y dando mucha guerra con mis opiniones críticas, aún me queda mucha guerra por dar. Quizá en un tiempo próximo vuelva a publicar cosas, en otro lugar, con otro enfoque, ni yo mismo lo sé. Pero jamás me privaré de hacer aquello que me ayude a soltar lastre y evolucionar, y compartir algo de mi con las personas que estén dispuestas a leerme y escucharme. Ahora sí, cierro este ciclo con pesar pero orgulloso de todo lo que ello significa. Y ya sabéis, no es un adiós, sino hasta pronto. 






lunes, 14 de septiembre de 2020

¿Volvemos al pueblo?

Buenos días queridas lectoras y lectoresMe he ausentado durante muchos meses, y siento no haber dedicado a la escritura tanto tiempo como me gustaría, pero aquí estoy de nuevo. Ante todo, espero que estéis bien y con salud, son tiempos complicados los que nos ha tocado vivir, pero con precaución y colaboración saldremos de esta.

Hoy vengo a hablaros de algo que no tiene mucho que ver con la pandemia, pero se ha vuelto a poner el tema sobre la mesa durante los meses de aislamiento. Como sabréis, por experiencia propia lamentablemente, tener que estar aislado en tu propia casa no es fácil, menos aún si vives en un pequeño piso o apartamento en la ciudad. Este hecho ha vuelto a abrir la brecha una vez más entre las ventajas y desventajas de vivir en un pueblo. Fueron muchas las familias que aprovecharon los meses de confinamiento para huir a los pueblos, donde estarían más tranquilas y lejos de los grandes focos de contagio. El aumento de empresas que optaron por el teletrabajo durante ese periodo de tiempo también fue crucial para aquellas familias que tomaron la decisión de mudarse tranquilamente durante un tiempo prolongado. Como consecuencia, mucha gente se ha vuelto a plantear lo que supondría mudarse a estas pequeñas localidades como modo de vida, y no solo durante la época estival. A pesar de parecer una buena noticia, esto ha provocado que se ponga el foco en las dificultades que supondría para muchas personas vivir en su pueblo, problemas que analizaré de forma breve a continuación.

Uno de los grandes problemas en las rozas rurales es la falta de comunicación. En la mayoría de ellos no existe ningún tipo de transporte público que conecte varias localidades, y en aquellas en las que hay autobuses o trenes, las líneas son escasas e inestables, lo que reduce la movilidad y obliga a sus habitantes a utilizar transporte individual. Pero incluso la movilidad en vehículos es complicada en zonas donde las carreteras no están asfaltadas y son estrechas y peligrosas. Para solucionar este importante problema las administraciones competentes (ayuntamientos, diputaciones y CC.AA) deberían llevar a cabo planes de mejora en los servicios de transporte público y calzadas, mejorando la calidad de vida de las zonas rurales. Pero el problema de la comunicación también se encuentra en la falta de cobertura de cientos de localidades, donde las telecomunicaciones tienen una calidad ínfima, y muchas viviendas no tienen acceso a internet o teléfono más allá de una red fija. Afortunadamente cada vez son más los ayuntamientos que están luchando para solventar estas dificultades y que el acceso a las redes de comunicación sea libre para todos los vecinos.

Como he dicho anteriormente, cada vez más empresas tienen en cuenta el teletrabajo como una opción del ámbito laboral, lo que facilitaría la movilidad de muchas familias hacia los pueblos. Pero muchos municipios carecen de espacios públicos que puedan acoger a trabajadores que quieran teletrabajar desde una oficina rural, lo que podría solventarse adaptando algún edificio público como oficinas para el teletrabajo en las zonas rurales, una alternativa atractiva para muchos trabajadores. Actualmente existen algunas asociaciones que fomentan este tipo de prácticas con el fin de fijar población en algunos municipios. 

Pero los pueblos afrontan además un problema aparte que dificulta la fijación de población, la vivienda. A menudo la gente que busca un nuevo hogar se enfrenta a precios desorbitados, muy similares a los que podrían encontrar en la ciudad, por lo que deciden instalarse en las grandes urbes. Con algunos alquileres de locales suele pasar algo parecido, lo que dificulta encontrar ventajas en el entorno rural para los pequeños emprendedores que desean crear trabajo en pequeñas localidades, pero no siempre lo consiguen. Este problema sería fácil de solucionar si mucha gente se diese cuenta de que no puede exigir el mismo precio y las mismas cosas en un pueblo que en una ciudad, pues esto solo ahuyentará a las personas que tienen dificultades para echar raíces en el mundo rural. 

Podría seguir largo rato narrando los problemas que aún asolan a los pequeños núcleos de población de nuestro país y dificultan ya no solo la llegada de nuevos habitantes, sino la estabilidad de los que ya viven en ellos. Pero espero que lo poco que he expuesto sea suficiente para que nos demos cuenta de que nos encontramos ante una grave situación que amenaza con hacer desaparecer el mundo rural. Para finalizar, y como conclusión, creo que la única forma de afrontar esta situación es la colaboración entre las personas y sobretodo las instituciones administrativas, quienes tienen competencia suficiente para abordar estos problemas y mejorar nuestra calidad de vida. Solo espero que rememos juntos en la misma dirección, y podamos ver dentro de no muchos años un crecimiento vegetativo positivo en la mayoría de núcleos rurales. 



jueves, 12 de diciembre de 2019

Esperanza

Era una fría tarde de otoño, una más en la que Lucas podría pasarse horas, que le parecían minutos, mirando por la ventana cada copo de nieve que se posaba sobre el asfalto. Algo que, inexplicablemente, le hacía feliz. Al anochecer le gustaba leerle algún libro a su compañero de habitación, aunque le decían que no podía escucharle, pero él lo hacía de todos modos. Otro de los momentos que más disfrutaba Lucas era cuando su madre o su padre iban a visitarle, algo que ocurría prácticamente a diario. También le entusiasmaba conversar largo y tendido con la abuela de su compañero, a quien consideraba casi como su propia abuela, pues habían pasado tanto tiempo juntos que así lo sentían ambos. A parte de las visitas, la habitual lectura nocturna, o mirar por la ventana, poco más se podía hacer en aquella habitación de hospital. El personal de enfermería a veces le llevaba alguna sorpresa a Lucas, organizada por asociaciones contra el cáncer infantil, para hacer más amena y divertida su estancia en aquel lugar. Él disfrutaba mucho con ello, era un niño muy agradecido, pero sentía mucho no poder compartirlo con su compañero Roberto, que perdió a sus padres en el accidente de coche que le dejó en coma. Los médicos, que consideraban a Lucas un niño bastante maduro a pesar de tener solo 10 años, a veces le explicaban que era imposible saber si su compañero despertaría algún día, aunque él, al igual que su abuela, nunca perdió la esperanza. 
Pasaron los días y llegó el mes de diciembre, que trajo consigo una nevada tan invernal que tuvo al entusiasmado Lucas una semana pegado a la ventana. Un día entre aquel temporal apareció su madre, que fue a hacerle la habitual visita, pero esta vez era algo más especial, pues le preguntó a su hijo qué le gustaría que le regalasen esas navidades. El muchacho, que ya se esperaba esa pregunta, sorprendió a su madre respondiendo que se lo dejaría por escrito, pero que no podría leerlo hasta el mismo día de Navidad, esa era su única condición. Y así hicieron, Lucas escribió en una carta el regalo que deseaba aquellas fiestas, y su madre le prometió que no lo leería hasta el día 25. 
Pero el destino quiso que una piedra más se interpusiese en su camino, y unos días antes de esas fechas tan señaladas, el pequeño Lucas enfermó. Su madre y su padre estuvieron con él todo el tiempo, sin separarse de la cama de la que a penas se podía levantar.
-Mamá, papá, tengo que deciros algo- dijo a penas sin aliento. 
-Dinos cariño- le respondió su padre cogiéndole la mano.
-Quiero que sepáis que os quiero mucho, y no quiero que estéis tristes cuando yo me vaya.
-No digas eso cielo, no te irás a ninguna parte, saldremos de esta, ¿de acuerdo?- dijo su madre casi entre sollozos. 
El chico asintió, porque no quería ver llorar a su madre y a su padre, aunque por dentro tenía la sensación de que aquello no tenía solución. Era algo que llevaba semanas barajando, y a pesar de asimilarlo con fuerza, no podía evitar sentir algo de miedo. Las horas siguientes se hicieron eternas, y por más que ansiaban la recuperación de su hijo, Rodrigo y Amelia veían a través del húmedo reflejo de sus lágrimas cómo Lucas empeoraba por momentos, hasta que aquel pequeño ser de luz no pudo más, e instantes antes de apagarse por completo, dedicó una última sonrisa a quienes fueron las personas más importantes de su vida. 
Finalmente llegó el día de Navidad, y una mujer que intentaba sobrevivir a la peor tragedia que le puede ocurrir a una madre, cumplió la última promesa que le hizo a su hijo, y comenzó a leer su carta:
Queridos mamá y papá, sé que este año ha sido muy difícil para los tres por culpa de mi enfermedad. Tampoco creo que esperéis de mi lo mismo que del resto de niños, pues mi situación es diferente y especial. Recuerdo cómo cada año esperaba la Navidad muy contento porque podría pedirme juguetes para divertirme, como cualquier otro niño, pero este año todo es diferente. He aprendido cosas que no esperaba saber tan pronto, y por ello quiero que este año mi regalo no sea para mi. Tengo la corazonada de que no voy a poder recuperarme, aunque espero equivocarme. Si por desgracia estáis leyendo esto sin mi, quiero pediros que cumpláis mi deseo, ya que yo no podré hacerlo más. Este año lo único que anhelo es que Roberto se despierte. Sé que eso no está en vuestras manos, y que no depende de vosotros, pero prometedme que haréis lo posible por mantener la esperanza, la que siempre tuvisteis conmigo, y yo tuve con él. Ningún niño merece tener una vida tan corta, algo que desgraciadamente ya sabréis. Espero que nunca olvidéis que os quiero mucho, porque yo nunca lo haré. Lucas.
Y así fue como, desde aquellas fatídicas navidades, Rodrigo y Amelia siguieron visitando aquel hospital, para cumplir el deseo de su hijo, dándole a Roberto el cariño fraternal que tan pronto le fue arrebatado, recordando a un hijo que nunca se iría del todo. 

viernes, 15 de noviembre de 2019

Amigos de papel

Buenos días queridas lectoras y lectores. Estuve echando un vistazo a todas las publicaciones del blog y caí en la cuenta de que nunca he hablado sobre un tema que ha influido notablemente en mi vida, la lectura. Parece algo muy común, presente en la vida de millones de personas, sin embargo mi relación con ella se basa en una historia un tanto agridulce, pero llena de aventuras. 
Principios de septiembre de 2008 (si mal no recuerdo), vacaciones familiares. Un niño de 10 años prepara su maleta, con cosas imprescindibles como ropa, calzado, cepillo de dientes, y un libro de la estantería, ¿por qué no? Hasta aquel momento los únicos libros que había leído eran los que mandaban en el colegio, pero aquellas vacaciones le parecieron un momento idóneo para explorar otro tipo de historias. Aunque aquel libro fuese la cuarta parte de una heptalogía, Harry Potter, aquello no importó mucho, pues tan prendado quedó el niño de ese libro que no tardó en leerse el resto de la saga, esta vez por orden. Aquel fue el inicio de una aventura que continúa a día de hoy, un cúmulo de historias en las que un niño con escasa vida social y pocos amigos se refugiaba, un sentimiento potente y lleno de luz en una vida de sombras. Y es que durante un tiempo, aquel niño se sentía tan solo que consideraba a los libros sus únicos amigos, su vía de escape en un mundo que no le entendía. La lectura fue una de sus luces incluso cuando estaba sumido en la más profunda oscuridad, un pequeño apoyo durante los largos años de depresión que nublaron su adolescencia. 
Esta es mi pequeña historia, el inicio de una bonita amistad con los libros, llenos de historias, aventuras y sabiduría, que me han confortado en los peores momentos de mi vida, y también en los mejores. Es por ello que siempre he intentado inculcar y fomentar el hábito de la lectura a todas las personas que conozco y he conocido, abrirles la puerta a un mundo con múltiples beneficios para quien lo disfruta. Así que ya sabéis, nunca es tarde para hacer nuevos amigos, que nunca envejecen, y siempre están dispuestos a ser leídos. 

jueves, 31 de octubre de 2019

Sequía imaginativa

Buenos días queridas lectoras y lectores. Como ya dije anteriormente, mi propósito era publicar una entrada en el blog cada dos jueves, dejando un margen considerable de 14 días entre una publicación y otra. Una estrategia sencilla y periódica que facilitaría a mis escasos lectores saber cuándo podrían leer cosas nuevas, y a mi me proporcionaría tiempo suficiente para preparar las publicaciones. Sin embargo, hoy tengo las manos vacías y la mente en blanco. No es la primera vez que me pasa, pues a pesar de tener dos semanas para planear la siguiente publicación, la mayor parte de las veces la escribo el mismo día de publicarla. Pero no es por falta de tiempo, sino de organización. La mayoría diréis que es una tontería, que no hay ningún problema en publicar algo al día siguiente o cuando se pueda, pero me gusta tomarme el blog en serio, porque es muy importante para mi, y desarrollarlo me ayuda más de lo que parece. A veces es complicado compaginar la vida universitaria, el ocio y el blog, sobretodo teniendo en cuenta que detrás de cada texto hay horas de trabajo, buscando información, desarrollando ideas, y simplificando conceptos para poder expresarlos con la mayor claridad posible. Así que en la publicación de hoy simplemente quiero hacer ver que muchas veces hay trabajo, tiempo y esfuerzo que no se valora, que hay gente preparando durante horas cosas que la gente disfruta en tan solo cinco minutos. El trabajo que desempeño en esta web no es muy relevante, y tampoco merezco ningún tipo de reconocimiento por algo que me tomo como un mero hobby, pero agradezco enormemente cada vez que alguien comparte algo de lo que escribo, o las críticas constructivas que recibo en ocasiones, siempre desde el respeto. La verdad es que tengo varios temas en el tintero de los que hablaré tarde o temprano, pero son algo complejos y necesito recabar mucha información sobre ellos, contrastar dicha información en varios lugares, y en algún caso incluso entrevistar a algunas personas. Así que no os preocupéis, que aunque estos días esté de sequía imaginativa, sigo trabajando para entretener y dar la mejor información que a este loco adolescente le sea posible. Muchas gracias por vuestra atención, nos leemos pronto. 


viernes, 18 de octubre de 2019

Precariedad laboral

Buenos días queridas lectoras y lectores. No tenía nada preparado para hoy (qué sorpresa), y viendo las noticias esta tarde me he dado cuenta de que nunca he hablado sobre este tema en el blog. La precariedad laboral, por desgracia, es un tema que está a la orden del día, y no se me ocurre un ejemplo más directo que los trabajadores de Glovo o plataformas similares. Estos "falsos autónomos" a menudo se enfrentan a dificultades meteorológicas, de conciliación familiar, u otro tipo de problemas que les dificultan mucho su trabajo, llegando al punto de asemejarse a lo que podríamos llamar la esclavitud laboral del siglo XXI.
Pero estas personas no son las únicas que sufren las consecuencias de una nefasta reforma laboral, que si bien ha conseguido reducir el desempleo provocado por la crisis del 2008, ha generado una disminución considerable de la calidad del trabajo. Esta reforma se corona, entre otras cosas, por abaratar los costes de despido, además de facilitar las condiciones que incrementan los contratos temporales frente a los indefinidos. Todas estas características han logrado crear empleo, sí, pero ¿qué tipo de empleo? Contratos temporales tan inestables como los de enfermería en muchas localidades, donde trabajadores de este sector pueden acumular cientos de contratos, la mayoría inferiores a 24 horas, en un mismo año. Y es que lo que hace unos años nos parecía la norma, los contratos indefinidos, hoy día se han convertido en la excepción. Esta inestabilidad contractual genera una gran incertidumbre en la población activa, especialmente en los jóvenes, quienes tienen grandes dificultades para independizarse debido a la inestabilidad del mercado laboral, pues tener un contrato temporal hoy no te garantiza seguir trabajando en un periodo de tiempo no muy lejano. Este problema también afecta seriamente a la conciliación familiar, pues muchos jóvenes ven imposible formar familias en una situación tan precaria, cuando a penas son capaces de pagar un alquiler.
Por tanto, estamos ante un círculo vicioso, que impide que la economía salga a flote, ya que algunos políticos consideran importante seguir teniendo hijos, pero no están dispuestos a mejorar las condiciones laborales para ello. Un grave error, en mi opinión, teniendo en cuenta que una estabilidad laboral generaría una estabilidad familiar, y sería más sencillo formar una familia y contribuir así al funcionamiento progresivo de la economía. Aunque este sea solo un pequeño resumen de alguien que a penas tiene una noción simple sobre el sistema económico, espero que os haya gustado esta pequeña y muy resumida reflexión.

jueves, 3 de octubre de 2019

La droga del siglo XXI

Buenos días queridas lectoras y lectores. Hoy me gustaría hablar de un tema alarmante, que desgraciadamente está creciendo de forma exponencial los últimos años, una de las peores adicciones del siglo XXI, la ludopatía. Este trastorno, que afecta ya a más de medio millón de personas en España, se caracteriza por la existencia de una gran dificultad de controlar los impulsos para practicar juegos de azar de forma compulsiva. Uno de los errores más comunes que suele cometer la gente, es acusar a las personas que padecen este trastorno, creyendo que son plenamente conscientes de las consecuencias de sus actos, en vez de tratar a esa persona como una víctima de un sistema de juego demasiado abusivo. 
En el año 2011 se aprobó en España la Ley de Regulación del Juego, lo que fomentó el incremento masivo de las casas de apuestas y casinos online, que yo suelo llamar "la droga" de nuestra época. En cuanto al año 2018 los datos son terroríficos. El gasto en este tipo de juegos ha aumentado un 53% respecto al 2017, y la publicidad sobre los mismos un 48%. Si durante el año 2015 se invirtieron 134 millones de euros en publicidad, en el año 2018 casi se llegó a triplicar esa cifra, invirtiendo 329 millones de euros. Un dato realmente alarmante, sobretodo si tenemos en cuenta la cantidad de jóvenes que padecen este trastorno, y que actualmente muchos menores tienen este tipo de "droga" al alcance de su mano. Mi pregunta es, si está prohibido fomentar el consumo de alcohol y tabaco en los medios de comunicación, ¿por qué cada año se invierte más dinero en fomentar el consumo de juegos de azar, sabiendo que las personas que lo consumen pueden llegar a padecer un trastorno ludópata? 
Para finalizar esta publicación, me gustaría que dedicaseis un minuto a reflexionar sobre las miles de familias que se han arruinado por culpa de esta práctica, muchas de ellas de clase obrera, que no pueden permitirse ir a terapia para tratar este trastorno, esta "droga". Pensad también en la hipocresía de la sociedad, lo poco que importa la tasa de suicidios por culpa del fomento de estos juegos, y quién sale ganando con todo ello. Fomentar el juego es ayudar al incremento de un trastorno que ha destruido a miles de personas, de familias. No os dejéis engañar.