Buenas tardes, queridas lectoras y lectores.
Sinceramente no sé por dónde empezar. Esta es quizá una de las publicaciones más difíciles que he tenido que escribir en mucho tiempo. Han pasado ocho años desde que emprendí esta aventura, motivado por consejos de una psicóloga que me enseñó a sacar todo lo que me quemaba por dentro. Tenía 16 años, por aquel entonces era un auténtico loco adolescente. Pero el tiempo ha pasado volando, los años se han superpuesto demasiado deprisa, y ahora a mis 24 años he tomado la dura decisión de cerrar una etapa. Es un pensamiento que llevo rumiando mucho tiempo, pero después de tantos meses sin publicar nada, creo que ha llegado la hora de dar el paso. Quizá la mayoría de los que estáis leyendo esto no logréis entenderlo, pensaréis que estoy dramatizando. Pero este blog ha sido mi salvavidas durante años, mi rincón para expresarme y desahogarme, una vía de escape de una vida que tiempo ha estuvo nublada entre tinieblas. Pero los tiempos cambian, la vida gira y uno crece más rápido de lo que debería. Así que ocho años y más de cien publicaciones después, me toca despedirme.
Me quiero quedar con las infinitas muestras de cariño y apoyo de todas esas personas que aportaron su granito de arena a este proyecto personal. Con todo lo que he aprendido durante este periodo, la madurez que los años y la experiencia escribiendo me han aportado, pero sobre todo, con la confianza en mi mismo, que varias veces creo perder, para perseguir aquello que anhelo. Si os soy sincero no sé que haré con el blog, quizá lo deje largo tiempo en internet, me partiría el corazón hacer borrón y cuenta nueva. Porque no siempre me expresé con claridad, y hay ideas y opiniones que he madurado y reforzado, que podrían malinterpretarse. Pero son vestigios de la evolución del pensamiento, del uso de la razón más puro y sincero, y esa filosofía es lo poco que me define.
No me gustan las despedidas, pero por fortuna para algunos de vosotros solo es un parón en el camino. La vida son etapas y esta ha llegado a su fin. Seguiré escribiendo, o al menos esa es mi intención, y dando mucha guerra con mis opiniones críticas, aún me queda mucha guerra por dar. Quizá en un tiempo próximo vuelva a publicar cosas, en otro lugar, con otro enfoque, ni yo mismo lo sé. Pero jamás me privaré de hacer aquello que me ayude a soltar lastre y evolucionar, y compartir algo de mi con las personas que estén dispuestas a leerme y escucharme. Ahora sí, cierro este ciclo con pesar pero orgulloso de todo lo que ello significa. Y ya sabéis, no es un adiós, sino hasta pronto.