Buenos días queridas lectoras y lectores. Hoy quiero hablaros de un tema interesante y, a mi parecer, muy importante actualmente. Como ya sabréis, el próximo 28 de abril se celebrarán elecciones generales en España. Antes de comentar a fondo el asunto, vamos a hacer un breve repaso por las elecciones generales durante estos cuarenta años de democracia.
Adolfo Suárez fue el primer presidente de España,
después de la dictadura franquista. Representaba al partido UCD en las
elecciones generales celebradas el 15 de junio de 1977. Leopoldo Calvo-Sotelo
sucedió a Adolfo Suárez tras su dimisión en enero de 1981, y se mantuvo en el
cargo hasta el 2 de diciembre de 1982, año en el que el PSOE, encabezado por
Felipe González, gana por primera vez unas elecciones. Tal fue su éxito, que no
fue hasta las elecciones generales de 1996 cuando el PSOE pierde la presidencia
del país, frente al Partido Popular de José María Aznar. Después de dos
legislaturas populares, en el año 2004 el PSOE vuelve a alzarse como mayor
fuerza política, esta vez de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero. Como su
predecesor, este presidente también conservó su cargo durante dos legislaturas,
hasta las elecciones generales de 2011, cuando el Partido Popular se vuelve a
alzar con la victoria, casi ocho años después, de la mano de Mariano Rajoy.
Finalmente, en junio de 2018, el PSOE, con el apoyo de otros partidos de la
cámara, consigue llevar a cabo una moción de censura (art. 113 CE) contra el
gobierno popular, sustituyendo en el cargo a Mariano Rajoy por Pedro Sánchez,
actual presidente de nuestro país.
En resumen, durante estas últimas cuatro décadas,
hemos tenido 7 presidentes diferentes durante XII legislaturas, lideradas por
tres partidos políticos distintos.
Ahora bien, antes de pasar a hablar de las
peculiaridades de estas elecciones, me gustaría explicaros brevemente, el
sistema electoral D’Hondt. Este sistema a priori parece bastante complejo, así
que intentaré simplificarlo para que se entienda un poco. En España el congreso
tiene actualmente un total de 350 escaños, asignados por provincia, con una
representación mínima de 2 diputados por provincia, a excepción de Ceuta y
Melilla, que asignan 1 cada una. Los 248 diputados restantes se asignan en
proporción a la población de cada provincia. De este modo, provincias como
Madrid y Barcelona representan más de 30 escaños cada una, y provincias como
Soria, Segovia, Huesca o Cuenca, 2 o 3 (Elecciones 2016). Este reparto ha
generado una oleada de críticas al respecto, pues durante décadas no ha hecho
más que favorecer el bipartidismo, ya que, con un reparto tan peculiar,
partidos más pequeños tienen mayores dificultades para conseguir representación
en el congreso de los diputados. Esto también explicaría la importante
representación de partidos autonómicos como el PDeCAT, ERC o PNV en el
congreso. Si miramos los datos de las últimas elecciones, el PP obtendría un
escaño por cada 57.965 votos, el PSOE por cada 64.045 votos, Unidos Podemos por
cada 71.714 votos, y Ciudadanos por cada 98.174 votos. Las diferencias que nos
encontramos en algunos casos son abismales. Por tanto, y a pesar de que varios
científicos han demostrado la viabilidad de este método en España y otros
países europeos y americanos, a mucha gente le sigue pareciendo desproporcional
e injusto.
Espero que hayáis entendido, grosso modo, esta pobre
explicación. Si queréis saber este tipo de cosas con más detalle, os dejaré el
enlace de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen ElectoralGeneral.
Una vez explicado esto, vamos a analizar un poco la
situación actual frente a las elecciones generales del 28 de abril. Las fuerzas
políticas más fuertes a nivel estatal siguen siendo el PSOE, Partido Popular,
Unidos Podemos y Ciudadanos, además del auge de la ultraderecha representada
por VOX. Obviamente hay otras alternativas estatales minoritarias, como PACMA,
el PCPE, e incluso la Falange Española (algo que a mí personalmente me aterra).
También hay partidos autonómicos importantes como PDeCAT, ERC, PNV, Bildu,
Coalición Canaria, y demás. Teniendo en cuenta lo sucedido en las últimas
elecciones, es evidente que la mayoría en el congreso de los diputados (176
escaños) se conseguirá pactando. Quiero incidir en esto porque a partir de ahora
todo lo que diga va a ser siempre desde mi punto de vista. Lo más probable es
que se produzca un pacto PP-VOX-Ciudadanos, y otro PSOE-Unidos Podemos. Es
decir, un bloque de derechas y otro de izquierdas, sin contar con los demás
partidos representativos en el congreso, que se unirán a un pacto u otro, o se
abstendrán, según les convenga. Personalmente me da pánico pensar que puede
haber un gobierno de derechas con el apoyo de la ultraderecha, que pretende
conseguir sus objetivos a base de bloquear derechos, en vez de mejorarlos. No
es descabellado pensar que leyes LGTBI, feministas y derechos universales,
pueden dar un salto hacia atrás si ese partido llega al gobierno. Por ello le
insto a cualquier persona mayor de 18 años que vaya a votar, a pesar de que
ningún partido te represente completamente. No queremos repetir lo sucedido en Andalucía.
Respeto la decisión de voto, o abstención, de cualquier persona, pero estamos ante
una situación crítica, y por mucho orgullo que tengáis y creáis que “votar no
vale para nada”, puede suponer una diferencia muy importante. Y sí, la lucha
también se hace en las calles, pero la de las urnas también es importante.
En definitiva, y, para terminar, quedan dos meses en
los que pueden pasar infinidad de cosas, giros inesperados, y mentiras
precampaña electoral. Así que, reflexionad, tened criterio propio, y por favor,
id a votar. Espero que os haya gustado esta publicación, que los conceptos
hayan quedado claros, y no haber metido la pata con algún dato o información.
Podría haber un partido que solo fuese de mujeres, así creo que habría más posibilidad que todos votarán y apoyarán a las mujeres ya que hay muchos partidos de hombres y pocas mujeres que se representan. Es mi punto de vista.
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