jueves, 28 de marzo de 2019

Relaciones afectivo-sexuales

Buenos días queridas lectoras y lectores. Como recordaréis, hace un par de semanas hablé sobre la educación sexual, y por no alargar mucho la publicación me dejé algunos temas en el tintero. El principal, y en el que voy a incidir hoy en mayor medida, son las relaciones afectivo-sexuales.
Para empezar, hay que tener claro que hay diferentes tipos de relaciones afectivas y sexuales.  Es cierto que la sociedad nos ha inculcado durante siglos que solo existe un tipo de relación “normal”, la relación monógama entre un hombre y una mujer. Luego, se llegó a la conclusión de que este tipo de relaciones también se daban entre personas del mismo sexo. Sin embargo, el abanico de relaciones tanto afectivas como sexuales es mucho más amplio. Como en este ámbito hay términos muy ambiguos, y personalmente no conozco todos los tipos de relaciones que puede haber, voy a generalizar un poco para explicarlo desde un ámbito general.
Como ya he explicado antes, la pareja más aceptada socialmente suele ser la tradicional, es decir, las relaciones afectivo-sexuales entre dos personas. Luego existen otro tipo de relaciones, como las poliamorosas, en las que la persona mantiene relaciones con varias personas, por ejemplo. También las relaciones abiertas, en las que la pareja acuerda tener encuentros sexuales con otras personas. O relaciones de pareja en las que se produce un intercambio sexual esporádico con otra pareja. Podría seguir poniendo ejemplos, pero esto se alargaría mucho.
Lo que quiero mostrar hoy es tan simple que no hace falta extenderse demasiado. Lo importante aquí no es tanto centrarse en los diferentes tipos de relaciones afectivo-sexuales, sino en el hecho de que existen múltiples combinaciones de relaciones igual de válidas que las tradicionales. Es posible que a muchas personas les resulte raro, o les cueste entenderlo. Pero ¿por qué crear conflictos definiendo el amor o el sexo? ¿No es mejor celebrar que la gente se quiera, en vez de criticar que las personas tengan una relación de una forma que tú no entiendas? Creo que si todas las relaciones, independientemente de cómo sean, tienen una base de respeto, sinceridad y confianza, pueden ser igual de sanas y buenas. No creo que exista una superioridad moral en base a un tipo determinado de relación, y es que creo que deberíamos respetar más los gustos ajenos y dejar de criticar tanto aquello que no entendemos.


lunes, 18 de marzo de 2019

¡Feliz 5º aniversario!

Buenos días queridas lectoras y lectores. Os preguntaréis por qué hay una publicación hoy, si no estaba prevista en el calendario. Pues bien, como habréis adivinado por el título, precisamente hoy, hace cinco años, comenzó todo esto. No puedo evitar emocionarme, pues han sido infinidad de cosas las que me han pasado en todo este tiempo. 
Recuerdo vagamente aquel dieciocho de marzo de 2014, un pequeño día soleado en un inmenso mar de nubes grises que era mi mente. En aquella época aún seguía yendo a terapia con mi primera psicóloga, una mujer que arrojó esperanza a mi vida, aunque no durase mucho tiempo. Le había contado que me gustaba mucho escribir, tal vez era una de las pocas cosas que me animaba a seguir adelante. Entonces un día surgió la idea de expresarme libremente mediante la escritura, desahogarme a través aquello que más disfrutaba haciendo, a fin de sacar a los monstruos que inyectaron aquella maldita enfermedad en mi cabeza.  Fue entonces, el último martes de aquel invierno, a las 21:11, cuando un acto tan simple como escribir un párrafo en un blog, me cambió la vida.
Las primeras semanas escribí sobre cosas tan cotidianas como la música, el instituto, la comida, o la infancia. No faltó una reflexión sobre “salir del armario”, y todo lo que supuso para mi aquel acto. Hablé de mis amigas, mi visión del mundo, compartí algunos relatos y critiqué aspectos sociales que consideraba importantes. Pasaban los meses, y el blog iba creciendo, a la par que el loco adolescente que le dio vida. No faltaron reflexiones, debates, e incluso breves entrevistas para reflejar a través de ojos ajenos realidades cada vez más impactantes. Le confié a este proyecto mi visión sobre decenas de cuestiones, hasta que llegó el momento de entregarle mi propia vida, semillas que sembraría temeroso, confiando que tiempo después sería capaz de recoger los frutos de esa libertad que tanto ansiaba.
Después de varios años documentándome acerca de ciertos temas que luego trataba en el blog, decidí desnudarme en palabras, y mostrarle al mundo quién soy, cuál era mi historia. No fue una tarea fácil, sacar del cajón sentimientos que me prometí no desenterrar nunca. Pero aquellos sentimientos, como pájaros enjaulados, simplemente ansiaban volar libres, sin tabúes que cortasen sus alas, sin cajones que encerrasen sus secretos. Fue una tarea arriesgada, y en ocasiones estuve a punto de tirar la toalla, pero se lo debía a mis seres queridos, me lo debía a mí. Desgarré mi alma, reviví historias que estuvieron a punto de acabar con mi vida, pero no tenía alternativa, pues las malas hierbas hay que cortarlas de raíz. Y fue entonces, después de trece largos meses recordando y contando mi historia, mi razón de ser, cuando me sentí verdaderamente aliviado.
No puedo hacer una publicación especial y dejarme en el tintero a aquellas personas que han conseguido mantener la ilusión de este loco adolescente. Es verdad que, a lo largo de todo este tiempo, hay personas que solo han estado de paso, y aunque ya no estén, han aportado su granito de arena. Pero también hay personas que siguen a mi lado, apoyándome cada día, haciendo posible que algo tan simple como la escritura, se convierta en mi forma de expresión favorita.
Actualmente sigo documentándome, escribiendo reflexiones, compartiendo relatos, y haciendo críticas constructivas sobre temas de cierta importancia en la sociedad. Parece que nada ha cambiado, pero la mochila que llevo a mis espaldas pesa ya cinco años, y creo que tiene intención de coger más peso durante mucho tiempo. Me temo que tendréis loco adolescente para rato, y es él el primero que se alegra de ello, pues he comprendido que él no sería nada sin mí, y yo no sería nada sin él.


miércoles, 13 de marzo de 2019

Educación sexual

Buenos días queridas lectoras y lectores. Hoy voy a hablar de un tema al que tenía ganas desde hace mucho tiempo. Como ya sabréis, el sexo hoy día sigue siendo un tema tabú, no es frecuente hablar de ello con naturalidad con otras personas. Y yo me pregunto, ¿por qué? Si es cierto que antaño este tema a penas se tocaba más allá de la intimidad, y que hemos avanzado mucho en ese sentido, pero no lo suficiente. Las nuevas tecnologías han propiciado que los jóvenes, cada vez a edades más tempranas, sientan curiosidad por el sexo, y acaben buscando referentes sexuales en internet para saciar su curiosidad. Referentes excesivamente estereotipados y artificiales, pues son muchos los jóvenes que visualizan porno, intentando imitarlo, incapaces de distinguir la ficción de la realidad. Este es sin duda un grandísimo problema, que tiene su raíz en la desinformación y la escasa educación sexual que deberíamos recibir desde pequeños.
El término “educación sexual” asusta a muchas madres y padres, que lejos de interesarse por el tema, lo asocian, con cierta ignorancia, a enseñar prácticas sexuales a los jóvenes, nada más lejos de la realidad. Sin embargo, la educación sexual es mucho más amplia. Pretende enseñar a las personas, desde la infancia, los genitales y los diferentes tipos de orientación sexual. En la etapa preadolescente explicarles qué son las relaciones sexuales, el sexo seguro y métodos anticonceptivos y de prevención de enfermedades de transmisión sexual. Este tipo de educación debería darse no solo en colegios e institutos, sino en casa, desde edades tempranas. Enseñarle a una niño o niña en la infancia la importancia del consentimiento, en un ámbito general, y a medida que vayan creciendo, en ámbitos sexuales. La importancia de las relaciones afectivo-sexuales consentidas, y el respeto hacia la sexualidad de otras personas. Este tipo de educación conseguiría reducir las agresiones sexuales en la etapa adulta, reducir el número de embarazos no deseados, así como el contagio de enfermedades de transmisión sexual. A demás se normalizarían los diferentes tipos de orientación sexual e identidad de género a edades tempranas.
Sin embargo, la educación sexual hoy día es muy escasa, tanto en los hogares como en los centros educativos. Si bien es cierto que cada vez son más los padres y madres que quieren inculcar este tipo de educación a sus hijos, muchas veces no saben cómo hacerlo. Por eso creo conveniente que se faciliten cursos de educación sexual para padres y madres que tengan hijos pequeños, o tengan intención de tenerlos en un futuro próximo. De este modo, profesionales en la materia les enseñarían técnicas y habilidades para tratar estos temas en familia con total normalidad y con el tacto que la edad de los jóvenes requiera. En cuanto a los centros educativos, el camino a recorrer es largo, pues la educación sexual se percibe como algo puntual, y muchos centros de secundaria se conforman con dar una simple charla al año, que, en mi opinión, no sirve de nada. Recuerdo vagamente alguna de esas charlas, enfocadas casi en exclusiva al sexo heterosexual, en las que te explicaban cómo tener sexo seguro y prevenir el embarazo. Reducir un tema tan complejo y amplio de esta forma, me parece un grave error. Siempre he sido partidario de implantar en colegios e institutos una asignatura obligatoria sobre educación sexual y primeros auxilios. De este modo, se podría complementar la educación en el hogar, como he dicho anteriormente, con la de los centros educativos, algo que tendría consecuencias beneficiosas en un futuro, tanto en salud, como en tolerancia y diversidad. 
Espero que algún día estas ideas evolucionen y se implanten medidas serias y firmes en este tema. También espero que os haya gustado esta breve reflexión sobre la educación sexual, y que me hagáis llegar vuestras dudas e inconvenientes. Un saludo.